domingo, 2 de enero de 2011

Y DALE CON LA "PUTA DE BABILONIA"

La iglesia cristiana conocida vulgarmente como católica, apostólica y, singularmente, romana, no es la primera vez que se enmarida con el poder secular para la concesión de pingües beneficios terrenos.

Sus perlitas comienzan con el calculador Constantino quien le dio a probar las mieles de la riqueza.

Luego, en el suceder de los tiempos y el perfeccionamiento en la acumulación material –venta de indulgencias, jubileos–, llegamos a la etapa del Holy Banking.

¿Por qué nos asombran todavía sus actividades marginales?

Los evangelios están plagados de ejemplos de corrupción y prostitución de la clase sacerdotal.

Y más cerca nuestro ¿no fungió un papado, papa incluido, que fue ciego, sordo y mudo al Holocausto? Y aún más cerca, en nuestros lares, ¿un episcopado cómplice del genocidio interno?

Y por si alguien lo duda, que lo interrogue al Paráclito –el que todo lo ve, todo lo sabe y todo lo predice– que declare ya sobre las andanzas ancestrales de su hija predilecta y no sea contumaz.

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