viernes, 31 de diciembre de 2010

BENEDICTO XVI EL USURERO

El Estado del Vaticano es una unidad de negocios, fundamentalmente.

Como todo banco que se precie, ofrece, además, servicios como el de ser intermediario entre sus clientes y la divinidad.

Ahora bien, sugeriría al  obispo de Roma que para incentivar los negocios, optmizar  ganancias y estar exento de quebrantos designe al Paráclito como capo máximo. Ese seguro que no falla por sus excelentes contactos celestes.

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